No es que sea un amante de los realities, pero reconozco que he visto algunos de los programas de la presente edición de MasterChef. Me interesa sobretodo cómo viven la experiencia los concursantes, la forma en que muestran sus emociones, sus estrategias, la forma de trabajar en equipo entre los mismos rivales al título, cómo encajan la presión y los comentarios de los Chefs… Todos estos factores tienen mucho en común con la vida en una empresa, con las habilidades directivas de las que deben dotarse sus miembros. En definitiva, a través de sus comportamientos salen a la luz los valores de cada uno/a. Soy consciente también que se trata de un reality televisivo y que solo vemos lo que se nos quiere mostrar, pero para lo que hoy quiero compartir no es tan trascendente.
Me gustaría referirme en concreto al perfil de los dos finalistas: Carlos y Sally.
Carlos, de profesión (seguramente hasta hoy) vendedor ambulante de embutidos: lo definiría como una persona alegre, espontánea, currante, conciliadora…
Sally, de profesión (seguramente hasta hoy) auxiliar de óptica: la definiría como una persona competitiva, emotiva, currante, familiar…
A Sally y a Carlos les cambiará la vida después de pasar por este concurso. Esta es una de las cosas que más disfruto de este tipo de programas: las reacciones de los concursantes a medida que van superando etapas para cumplir su gran sueño, así como la forma en la que encajan la eliminación cuando se quedan en el camino. Algunos se sienten mal, frustrados, pero la mayoría agradecen la experiencia vivida por encima de todo. Esa ha de ser la actitud, ¿verdad?
Todo en la vida forma parte de nuestro aprendizaje, tanto lo que sale bien como lo que sale mal. La cuestión es seguir avanzando, perseverar sin desfallecer y reformular la estrategia cuando sea necesario. De hecho, de las características que he definido para cada concursante, ambos solo comparten la de “currante”. Posiblemente esa sea la clave de que hayan llegado a la final, el trabajo duro, siendo dos personas tan diferentes bajo mi punto de vista.
Y ahora viene la gran pregunta:
¿Si yo fuera un empresario de la restauración y tuviera que fichar a uno de ellos, con cuál me quedaría?
Me voy a mojar:
Yo me quedo con Carlos, y no porque haya ganado el concurso, sino porque tiene todos los ingredientes para encajar en cualquier equipo de cocina tal como ha demostrado en las pruebas de equipo del concurso. Le veo con potencial para aprender, sacar lo mejor de sí mismo y de sus compañeros/as. Genera buen rollo y practica la competencia sana basada en ayudar a los demás para el beneficio individual y común. Desprende valores muy necesarios hoy en día para poder crear equipos ganadores.
En cambio a Sally, aun teniendo ya un curso de cocina a sus espaldas que la hace una chef experimentada, me genera muchas más dudas. Su rivalidad extrema con Carlos la ha llevado a desear en muchas ocasiones que lo eliminaran o que fracasara, y en eso ha basado parte de su estrategia. Entonces en el equipo de una cocina, ¿será capaz de ayudar a sacar todo el potencial de sus compañeros/as? ¿Cómo reaccionará si tiene que trabajar codo a codo con gente muy buena? ¿Qué actitud adoptará ante ellos? Posiblemente sea solo una coraza por la vida tan dura que lleva recorrida desde la infancia y eso la hace desconfiar de los demás y sufrir por que otros le puedan quitar lo que tanto le ha costado conseguir. Seguro que tiene mucho que aprender y reflexionar en positivo de su paso por este programa.
¿Y tú? ¿Con qué concursante te quedarías? ¿Carlos, Sally o quizás alguno/a del resto de concursantes? ¿Cuál de ellos crees que posee mayores capacidades y habilidades para dirigir equipos?
Aprovecho para saludar a Ana Bosch y Marta Barnils de Gastro Coaching Barcelona, expertas en coaching para el sector de la restauración. Os dedico este post compañeras !!