Hay que reconocerlo, esta pregunta se la hacen muchos empresarios y directivos hoy en día. Y algunos además añaden: “La motivación ya la tienen que traer de casa”. En el fondo les entiendo. Con el tiempo he aprendido a evitar juzgar a los demás y a buscar el motivo oculto por el que piensan, hablan y actúan de una determinada forma.
Hay empresarios y directivos que viven en un estrés permanente y no salen de ahí simplemente porque no conocen o no han experimentado otra forma de hacer las cosas. Sienten que siempre tienen que estar tirando del carro sin contar con la ayuda de los demás. Se llevan el estrés y las preocupaciones a casa, y la salud y la familia tarde o temprano lo sufre también. Porque solo hay una vida en la que todo está interrelacionado, ¿verdad?
También hay empresarios y directivos que se preocupan por sus empleados y disfrutan más que nadie del trabajo. Además sus empresas son rentables y prósperas. Te pongo algunos ejemplos: Jaume Gurt de Infojobs, Idili Lizcano de Alqvimia, José María Torres de Numintec, Inma Amat de Amat Inmobiliari, Gustavo Adolfo González Alfaya de Lobisoft… La lista continúa.
A estas personas no les supone un gran esfuerzo capear los momentos difíciles o afrontar los procesos de cambio porque saben que cuentan con la ayuda, compromiso e implicación de su gente, que se sienten parte importante del proyecto pues lo viven como si fuera el suyo propio. Ahí está la clave.
¿Por qué no probar su medicina?
Si sientes que necesitas hacer algún cambio en este sentido y no sabes cómo, te propongo empezar de la siguiente forma:
Dedica un promedio de una hora semanal a cultivar la motivación, el compromiso y el sentido de pertenencia de tus colaboradores, tanto a nivel grupal como individual. Hazlo de una forma organizada, planificada y comunícalo a la plantilla como un nuevo rumbo en el que todos deben ser protagonistas. Los resultados son palpables desde el primer mes, te lo aseguro. Si no tienes en la empresa quien impulse esta iniciativa o no dispones del tiempo, recursos y herramientas necesarias, contacta con un profesional de la gestión de personas que co-lidere el proceso bajo la supervisión de la dirección.
Hay quien piensa que una hora de un empleado para este tipo de acciones es una hora improductiva, pero nada más lejos de la realidad. Es una hora invertida que redundará en la mejora de la productividad, el compromiso y la mejora de resultados económicos. Los beneficios son múltiples.
Hagamos números:
Si lo valoramos desde un punto de vista pragmático, el coste por ejemplo de una persona con un sueldo de 20.000€/brutos anuales es de aproximadamente 15€/hora. Si dedicase al año un promedio de 25h, hablamos de una inversión de unos 375€. En contraposición, ¿qué nos puede costar un problema de insatisfacción laboral prolongado en el tiempo? Si derivase en bajas laborales reiteradas, p.ej. solo 10 días de baja tendrían un coste para la empresa de entre 450€ y 700€ (dependiendo del convenio colectivo al que pertenezca). ¿Y si nos tenemos que plantear incluso el despido? Pues si la antigüedad de esta persona fuera p.ej. de 8 años, el coste sería de unos 18.500€. Esto sin contar los efectos colaterales nocivos que conlleva llegar a este punto, como el nivel de rendimiento y satisfacción del resto de compañeros/as incluidos los más talentosos, que podrían empezar a pensar en cambiar de barco si el ambiente de trabajo y la cultura empresarial que se respira no les satisface.
Vale la pena intentarlo, ¿no?