Quizás ya conoces las 21 leyes del liderazgo según John C. Maxwell. Hoy voy a hablarte de una de las que considero de mayor trascendencia: la ley del Magnetismo.
Primero te voy a pedir que mires a tu alrededor y reflexiones sobre las siguientes cuestiones:
¿Qué tipo de amigos promedio tengo? ¿Cómo son? En general, ¿son personas abiertas o intransigentes, empáticas o distantes, alegres o aburridas, vitales o depresivas, sumisas o proactivas, superficiales o espirituales, optimistas o pesimistas…?
Y ahora aplica las mismas cuestiones al entorno laboral, tanto con tus colaboradores como con tus compañeros de trabajo.
Tras la reflexión pueden ocurrir dos cosas:
Que no te sorprenda la respuesta.
Entonces ya tienes algo ganado, pues eres consciente de con qué tipo de personas te relacionas. Si sus valores son positivos, vas por buen camino. Si no es así, algo no funciona y lo sabes. La pregunta es: ¿cuánto vas a esperar para poner remedio? Luego te hablo de cómo afrontarlo…
Que te sorprenda la respuesta.
Ojo! Entonces hasta este momento no eras consciente de la realidad (tu realidad). Si te sorprende para bien, perfecto. Ahora ya has tomado conciencia y solo tienes que mantener la buena inercia.
Si te sorprende para mal, primero respira hondo, asimila la realidad y pregúntate si estás dispuesto/a cambiarla.
La ley del Magnetismo dice que un líder es en el fondo el espejo del tipo de personas que atrae en cuanto a la esencia de su manera de ser. Esto lo podemos aplicar también a cualquier tipo de profesional, aunque no lidere ningún grupo, simplemente en relación al tipo de personas que están a su alrededor: tanto jefes como compañeros o integrantes de los grupos de interés con los que se relaciona (clientes y proveedores habituales, principalmente).
Porque al final, la suma del tiempo que dedico a cada persona con sus rasgos de personalidad influye inevitablemente en mi manera de ser: mi carácter, mis valores, mi actitud, mi comportamiento…
O sea, si de los 800 minutos que puedo dedicar al día a relacionarme con los demás, 600 lo hago con personas autoritarias, intransigentes, pesimistas, superficiales o depresivas, ¿en qué me voy a acabar convirtiendo? Ya te imaginas la respuesta…
Aquí es cuando hay que cuestionarse determinadas creencias y falsos mitos en el terreno profesional como:
“No es culpa mía que tengamos este tipo de clientes/proveedores tan prepotentes o quejicas”
De acuerdo, pero ¿qué vas a hacer al respecto? Si por ejemplo trabajas en un call-center en el que solo atiendes quejas de clientes muy disgustados, ¿durante cuánto tiempo lo vas a soportar? ¿Está afectando a tu manera de ser? ¿te has planteado cambiar de trabajo o indagar en cómo puedes ayudar a transformar la crispación en respeto y buena voluntad por solucionar las cosas?
Siento ser pragmático pero al final, la solución a mis problemas siempre reside en mí mismo. Si tengo que esperar a que los demás o el entorno cambie, lo más probable es que cambie sea yo, y para mal.
[bctt tweet=”Si espero a que el entorno o los demás cambien, me acabarán cambiando ellos a mí. #liderazgo” username=”DavidQuesadaR”]
“Como líder, tengo que ser mejor que mis colaboradores”
¡Nooo! Tienes que ser un buen líder, pero eso no implica que tengas que ser mejor que los miembros de tu equipo en todo. De hecho, el éxito del liderazgo radica en saberte rodear de los mejores en su especialidad y que además tengan buenos valores de equipo. Ellos aprenden de ti y tú aprendes de ellos. Así de fácil.
“Aquí las cosas se han hecho siempre así y pretender cambiarlas es tarea imposible”
Una cosa en aceptar la realidad y otra muy distinta resignarse. Si tenemos una cultura empresarial basada por ejemplo en el beneficio económico a corto plazo, el palo y la zanahoria y el trabajo a destajo es porque así lo hemos querido o lo hemos consentido, desde el primer directivo hasta el último operario.
En nuestras manos está empezar a cambiarlo. Si no puedo desde arriba, puedo empezar con mi equipo, con las personas que contrato. ¿Qué valores tienen? ¿Qué buscan principalmente? ¿un sueldo o realizarse profesionalmente?
La cultura en la empresa se construye con todos y cada uno de sus miembros. Y si no me dejan crear mi propio equipo en base a la forma de hacer las cosas en que yo creo, o me empujan a hacerlo en contra de mis ideales profesionales, pues lo tengo fácil: me resigo o me reasigno (o sea, cambio de aires).
Y si eres empresario o miembro de la alta dirección y crees que hace falta cambiar las cosas, no te lo pienses. Empieza a dar los primeros pasos en firme:
- Comparte y contagia la nueva visión a tu alrededor.
- Busca apoyos en la gente de confianza que crea en el cambio. Empodéralos.
- Invita a que abandonen el barco aquellos que se opongan radicalmente, los saboteadores. Seguramente será inevitable tener que hacer algún tipo de purga.
- Busca ayuda externa especializada en Change Management para tener los riesgos controlados y que nada se escape a la improvisación.
- Celebra los pequeños éxitos del proceso para generar ilusión, confianza y sentido de pertenencia.
¡Pruébalo y me cuentas!