Hoy en día hay demasiada gente que vive entregada con resignación a un trabajo que no le gusta. Arrastran su ser a un empleo en el que si pudieran adelantarían en un suspiro las manecillas del reloj hasta el final de la jornada. Piensan que ya no hay alternativa y buscan el motivo en causas ajenas a su control para que su mente pueda justificar esta situación tan dañina sin tener que mojarse: la crisis, la economía capitalista, la codicia del mundo empresarial y sus dirigentes, el egoísmo de los demás, la ausencia de valores, la imperfección del cerebro humano…
Hay claros síntomas para detectar esta epidemia: estrés, autoestima insana, inseguridad permanente, síndrome post-vacacional o “pre-lunesino”…
Al finan caen en la falsa complacencia de que ahí afuera la cosa está peor y “que ya puedo estar contento/a con lo que tengo”. Entiendo esta forma de pensar pero ya no la comparto, pues hubo un tiempo en que yo me sentía así hasta que decidí acabar con el chantaje emocional que me estaba haciendo a mí mismo.
Decidí emprender un ilusionante “proyecto sin alcohol” como la cerveza 0,0: cero clientes y cero ingresos. No fue una decisión fácil, te lo aseguro, pero cambió todo cuando sembré en mi mente la semilla de una creencia poderosa e indestructible, a prueba de fracasos y decepciones:
[bctt tweet=”“La incomodidad presente me llevará a la prosperidad futura”.”]
He tenido que cruzar el desierto con mi tanque de cerveza 0,0. Yo pensaba: pero si a mí solo me gusta la Coronita!! Pues nada, aposté por la 0,0 !!. Dicen que hay que probar de todo, verdad?
Cruzar el desierto me ha hecho todavía más fuerte, porque sigo vivo, con la misma ilusión y pasión que el primer día y con un buen puñado de compañeros/as de viaje que de otra forma nunca hubiera conocido. Además, cuando al final de la travesía vislumbras el brillo del sol reflejado en el mar, la emoción que sientes es indescriptible.
Ya te he explicado mi historia. Sentía la necesidad de hacerlo porque solo habiéndola vivido me puedo sentir con el derecho a hablarte de esto de la resignación en el trabajo y sobretodo del otro polo del imán: la reasignación !!
Espero que no te sientas como me sentí yo o como se sienten tantas personas desgraciadas, pero si fuera así, te aseguro que hay solución.
Hay dos formas de hacerlo y es sobretodo a través de un cambio de conciencia:
- Reasignando tu situación en tu trabajo actual hacia un cambio de conciencia sobre tu relación con los demás: compañeros, colaboradores, jefes… Mi consejo es que te digas a ti mismo/a cada mañana antes de empezar la jornada: “hoy voy a disfrutar de mi trabajo y nadie me lo va a impedir”. La gran ventaja es que el dilema se resuelve en tu interior, en tu mente. Solo depende de ti y de nadie más.
- Reasignando tu situación hacia un nuevo trabajo o profesión. Aquella que realmente te llena y te motiva. Es lo que llamo el trabajo de tus sueños. Para ello, tendrás que empezar a prepararte no solo mentalmente sino potenciando las competencias que necesitas para llevarlo a cabo.
Para acabar, te propongo que te hagas las siguientes preguntas que te pueden ayudar a tomar la decisión que más te haga vibrar:
- ¿Cuántos años de vida laboral te quedan en condiciones normales? Cuando me hice esta pregunta y la respuesta fue “más de 30 años”, la siguiente cayó por su propio peso: ¿Podré aguantar todo este tiempo en este tipo de trabajo?
- ¿Quién tiene más que perder? ¿Yo o toda esta gente que veo en las noticias cada día intentando atravesar países a pie o enlatados en autobuses con toda la familia a cuestas por un futuro digno? Eso sí que es un drama…