Liderazgo y motivación son dos conceptos que van unidos de la mano. Me cuesta imaginar el primero sin el segundo. O sea, liderar sin motivar ni estar motivado es una tarea humanamente imposible a mi entender. Al revés sí sería posible: puedo estar motivado para hacer algo sin ser un líder necesariamente. En definitiva, liderazgo necesita de la motivación, pero la motivación puede vivir a su libre albedrío.
Liderazgo
¿De qué se trata en el fondo? Liderazgo es un concepto ya muy trinchado y explotado. Cuando oímos hablar de él nos vienen a la mente políticos, empresarios deportistas de élite… Pero la realidad mundana es que es algo que está dentro de todos y cada uno de los terrícolas.
¿Por qué? Porque todo empieza por liderarse a uno mismo, por tomar las riendas de mi vida. Si siento que tengo el mínimo control necesario de mi existencia, que soy yo quien mueve los hilos y no los hilos que me mueven a mi como una marioneta, entonces ya soy un líder de algo… de mi propia vida, que no es poco !! Llegar a este punto a menudo supone tomar decisiones difíciles, traumáticas, romper con lo establecido, con la inercia autoimpuesta, con el conformismo o la resignación. Te aseguro que sé de lo que te hablo porque yo he tenido que tomar varias. Y cuando lo haces, después de superar miedos e incertidumbres, el resultado te hace más fuerte.
[bctt tweet=”#Liderazgo: todo empieza por tomar las riendas de mi vida y liderarme a mi mismo.”]
Después, una vez ya domino al potro desbocado, puedo plantearme un proyecto profesional ilusionante. Al revés, me supondría un gran desgaste de energía. No digo que no sea posible, pero mi mente sufriría hasta poner en orden mi hogar interior.
Cuando el proyecto está en marcha, empiezo a mirar alrededor y… ostras, me sigue gente!! Esa es la clave del liderazgo profesional, que tengas seguidores voluntarios por la autoridad que ellos ven en ti y no por el poder que te puede otorgar un cargo de directivo o empresario. Si te obedecen por el poder que ostentas eres un simple jefe, si te admiran por el ejemplo que das y lo que les ayudas a crecer a tu lado, entonces ya eres un auténtico líder !! Si te cuesta tirar del carro, entonces analiza en qué estás fallando y ten la humildad de preguntarle a ellos. ¿Falla la comunicación? ¿la ilusión que ellos ven en mí? A veces nos enamoramos tanto de nuestro proyecto que perdemos la noción de cómo los demás lo perciben.
Motivación
Como el liderazgo, la motivación también nace de uno mismo. Es la más poderosa, la interior. El deseo de hacer un esfuerzo superior al que considero normal para lograr un objetivo o resultado positivo para mí. Si lo llevo al terreno profesional, entonces el esfuerzo por lograr un objetivo para la organización, lo haré si también supone un beneficio personal. Es lo que llamo la co-motivación. Es cosa de dos !!
En un trabajo, existen tres factores potencialmente motivadores, el primero depende de mí y se nutre de los otros dos que dependen de la organización:
- La satisfacción por la tarea que realizo en sí misma. Lo que me aporta, lo que me llena… En definitiva, el grado en que me realiza profesionalmente.
- Disponer de los recursos necesarios para desarrollar bien tu cometido (materiales, humanos, ergonómicos, de seguridad…). Si no los tienes, pídelos… exígelos !!
- Sentirse parte importante del proyecto. Para verlo claro, hazte estas preguntas: ¿la empresa invierte en mi formación y desarrollo profesional?, ¿mis opiniones son tenidas en cuenta?, ¿tengo posibilidades de promocionar o asumir nuevos retos o responsabilidades? ¿los valores que percibo en la empresa están alineados con los míos? ¿tengo una relación sana con mis compañeros, superiores, colaboradores…?
Como puedes imaginar, si los recursos y el sentido de pertenencia fallan, entonces no tardaré mucho en estar desmotivado por realizar una actividad por más que a priori me entusiasme. En cambio, el trabajo más rutinario se puede transformar en algo motivador si esos dos aspectos (recursos y pertenencia) brillan por su presencia.
Por otra parte, si soy responsable de un equipo otro factor motivante es el hecho de tener la atribución de poder elegir yo a mis colaboradores y que éstos no me vengan impuestos sin posibilidad de realizar cambios si lo creo imprescindible. Lo contrario acabará generando en el equipo tensiones, consumo innecesario de energía y estrés nocivo.
Quizás te hayas dado cuenta que hasta ahora no he hablado del factor que primero nos suele invadir el pensamiento cuando hablamos de motivación: el dinero. Es el factor motivador externo más difícil de mantener en el tiempo y el que más conflictos genera. Por eso te propongo empezar por tu interior, por lo que está en tus manos, como dice el título de un buen libro que te recomiendo: De ti depende (Ignacio Álvarez de Mon).